Figura 1. Portada del periódico El Mundo para el lunes 21 de septiembre de 1953.1 |
Se fue el trolley, se fue el vapor Puerto Rico y ahora se va el tren. Estos tres medios de transportación que formaban parte de la tradición del San Juan romántico, han dejado huellas profundas e imborrables. El trolley fue desplazado por los modernos ómnibus, el vapor por los modernos aviones de pasajeros que salvan la distancia, entre San Juan y Nueva York en pocas horas; y el tren ha sido desplazado per los automóviles, los ómnibus y los modernos camiones de arrastre.
La despedida del último tren que salió del viejo San Juan estuvo llena de emociones. Allí estaban los viejos empleados de la Compañía del Ferrocarril que se hicieron hombres y envejecieron en las estaciones, en los talleres o en las locomotoras. Un viejo empleado de la Compañía que ya está jubilado decía: ”Nosotros llevamos el ferrocarril en el corazón porque crecimos y vivimos y llegamos a viejos sirviéndole y aprendiendo a quererlo cada día más. Los nuevos, los que llegaron a última hora, no pueden quererlo como nosotros”.
Allí estaban Tomás Ferrer Mestre, quien fue inspector de la Compañía y se retiró hace siete años después de 32 años de servicio; Juan López, quien está con la Compañía desde el 1910; Sandalio Sánchez, viejo empleado del Express; Epifanío Pérez, conductor que ha trabajado con la Compañía 33 años: Francisco Méndes (El Presidente), quien lleva 33 años en la Compañía; Demetrio Betancourt, Jefe del terminal de San Juan; Antonio Alegre, quien lleva 33 años con la Compañía y cuyo padre fué uno de los primeros empleados del ferrocarril; y algunos más Jóvenes, como Andres Christian y Cruz Coriano Ríos.
Desde bien temprano en la mañana comenzaron a llegar a la estación de San Juan numerosas personas que deseaban hacer el viaje en el último tren.
El último viaje
El doctor M. G. Miranda, de Puerta de Tierra, quien ha viajado en tren desde que tenía cinco años y quien viajó en el último trolley, estaba allí con toda su familia, parientes y amigos para hacer también el viaje en el último tren.
Don Antonio Olivero y Carmen Rosa Péres de Olivero, residentes en Barrio Obrero, quienes han viajado en el tren por muchos años y durante su luna de miel hicieron también un viaje por tren, iban hasta Aguadilla para allí transbordar al tren que venía de Ponce hacia San Juan.
También estaba el linotipista Juan Díaz Rosado con toda su familia. Estos fueron los primeros que llegaron a la estación. A las 7:20 el conductor Eplfanio Pérez, parado sobre el primer escalón de la plataforma de uno de los coches, sacó su mano y dió la señal de salida. El maquinista Francisco Méndez (El Presidente) puso en marcha la locomotora y se inició el último viaje. En esos momentos llegaba a la puerta de la estación un automóvil con una familia que deseaba abordar el tren en su último viaje y tuvieron que seguir hasta Tras Talleres para poder alcanzarlo. Sin embargo, el jovencito Germán Hernández, estudiante de la Escuela Superior Central, quien llegó también cuando ya el tren estaba deslizándose por los railes, pasó a la historia del ferrocarril como el último pasajero que llegó tarde y tuvo que coger el tren después de una gran carrera.
Al paso del tren por Puerta de Tierra y Santurce la gente se asomaba a los balcones y decía adiós agitando las manos. En la estación de Tras Talleres, esperaba un gran grupo de personas para subir al tren. En la Parada 20 el grupo fué más grande: y en Martin Peña ya el tren se llenó de pasajeros. La mayoría de ellos iban de paseo con el solo propósito de dar el último viaje en tren y recordar “los buenos tiempos pasados” Algunas familias que habían prometido un viaje en tren a sus niños aprovechaban la última oportunidad.
Al pasar por Tras Talleres el viejo maquinista Ramón Parrilla extendió emocionado ambos brazos como queriendo abrazar a la locomotora “La Nena”, como se le llama cariñosamente a la máquina 68. Parrilla ha conducido casi todas estas locomotoras que por muchos años han arrastrado los trenes de pasajeros de San Juan a Ponce. Cada máquina tiene su nombre y un pito peculiar, y los viejos maquinistas pueden identificarlas a larga distancia.
Relatan anécdotas
Mientras nuestro redactor gráfico Luis de Casenave, cuyo padre fué uno de los primeros empleados del ferrocarril, iba de coche en coche tomando fotografías, en la plataforma del último coche un grupo de viejos empleados nos relataba anécdotas de viejos empleados y de antiguos pasajeros del ferrocarril.
Recordaban a los dos Emilios: don Emilio S. Vasallo y a don Emilio S. Jiménez, quienes siempre lucharon por el progreso de la Compañía y lucharon por que ésta pasara a manos puertorriqueñas. Recordaron también los años de negocios florecientes cuando la Central Guánica solamente utilizó en un año 99,000 Vagones para transportar sus cañas, pagando casi un millón de dólares en fletes.
Los pasajeros del último tren eran de todas las clases sociales. Iban obreros que por mucho tiempo han utilizado ese medio de transportación, amas de casa, profesionales, estudiantes y empleados y familiares de empleados del ferrocarril. El tren ofrecía el aspecto de un día de fiesta y hacía recordar aquellas excursiones a la Isla con motivo de celebraciones religiosas, deportivas o políticas.
El maquinista Francisco Méndez Iba muy orgulloso conduciendo a La Nena. Lo acompañaba como fogonero su hijo William. “El Presidente”. como se le conoce entre sus compañeros de trabajo, siempre ha conducido los trenes en los que se han hecho los viajes más importantes.
Llevó a Muñoz
Durante la pasada campaña política condujo el tren que llevó al presidente del Partido Popular, don Luis Muñoz Marin, desde Bayamón a Tallaboa.
Por eso, un empleado del ferrocarril al verlo llegar a la estación de Martín Peña exclamó: "Tenía que ser El Presidente, y no otro, el que llevara el último tren. Y va muy contento porque lleva “La Nena” que es su favorita”. Con los viajes de ida y vuelta de San Juan a Ponce quedaron eliminados los trenes de pasajeros.
La Compañía del Ferrocarril se dedicará a transportar carga desde su terminal en Bayamón. Los rieles serán levantados en toda la zona de San Juan y Santurce y dentro de algunos meses, cuando el espacio de terreno por donde pasaban sea utilizado para dar paso a nuevas avenidas y para ampliar algunas calles, el tren será un recuerdo más del San Juan del ayer.