1 de abril de 2024

Un viaje de San Juan a Isabela en el tren en 1950

Para 1950 la competencia del automóvil privado y los "públicos" al igual que las guaguas habían convertido al tren de pasajeros que iba de San Juan a Ponce en una verdadera reliquia del pasado. Los que cuentan su historia a menudo nos recuerdan su último viaje en 1953 como si su desaparición hubiera ocurrido de un día para otro. La realidad es que la desaparición del servicio de pasajeros fue una "muerte anunciada" cuyos detalles venían discutiéndose ampliamente en los periódicos del país desde que la American Railroad Company of Porto Rico le hizo una petición a la Comisión de Servicio Público en mayo de 1949 para descontinuar el servicio de pasajeros.1

Figura 1. Fotomontaje que acompaña al artículo.

Desde sus comienzos en 1881, el viaje en tren fue tema de interés para miembros de la prensa. Aunque son los numerosos accidentes el tema principal de la cobertura en los periódicos, ocasionalmente los periodistas de la época nos recompensan con relatos sobre la experiencia del viaje en tren luego de que se inaugura el tramo que cruza el cañón de Guajataca en enero de 1907.2 En junio de 1950 y a punto de comenzar la desmantelación del servicio ferroviario, Helen V. Tooker (redactora del periódico El Mundo) se dió un paseo hasta el pueblo de Isabela acompañada del fotógrafo Luis Morales.3 El resultado es un artículo publicado el día 25 de junio en el cual nos cuenta de su experiencia en un tono algo romántico, los cambios por venir y algunos detalles sobre la gente que trabajaban en el tren. Este artículo representa uno de los mejores relatos del viaje en tren por la costa norte en el momento en que comienza la larga despedida al servicio del tren de pasajeros que culminará con ese último viaje el 20 de septiembre de 1953 (ver artículo sobre el último viaje...). El artículo aparece aquí en su totalidad para aquellos interesados.


Si no tiene prisa y desea gozar un paseo en tren


Por Helen V. Tooker Redactora de El Mundo

La forma tal vez más fácil y económica de aprender algo acerca de cómo vive la gente del litoral de Puerto Rico es haciendo un viaje por ferrocarril.

A través de las ventanillas del tren que lleva pasajeros desde San Juan para Arecibo, Aguadilla, Mayagüez, Ponce y puntos intermedios, se observa un panorama de gran variedad.

En esta época del afto uno ve obreros cortando y cargando caña; uno ve terrenos de pasto, palmares, campos sembrados de piñas, alamedas de toronjas, campos de algodón que se engalanan con sus flores amarillas, hermosos flamboyanes, ceibas enormes, agujas de Adán o bayonetas españolas decoradas con cascarones de huevos, extensiones desoladas de arena blanca, barrancas verdes y profundas, la Mala Grande y la Mala Chiquita, ríos y océano…

Uno ve factorías, destilerías y centrales azucareras. Uno ve la vida íntima de las gentes cuando mira hacia el interior de los bohíos de paja, las casas de cemento de las urbanizaciones y las chozas dilapidadas de las barriadas pobres. Uno ve las gentes dedicadas a sus quehaceres domésticos y cotidianos.

La velocidad a que avanza el tren, con un montón de ruido y un movimiento de vaivén, proporciona tiempo suficiente para enfocar el panorama en detalle.

La doctrina del tren

La persona que tenga prisa debe tomar desde luego un automóvil o un avión. Pero el encanto del viaje por tren estriba en gran parte en su ritmo pausado.

Uno puede imaginarse que la política de las autoridades ferroviarias ha sido muy bien expresada en un letrero impreso, firmado "Cortesía de la Policía Insular" el cual ha sido fijado en una de las paredes de la estación del tren en Isabela.

Este letrero dice en parte: "La velocidad lo lleva por mal camino. Si logra llegar a su destino, puede sentirse satisfecho de haber llegado, pero no de haber respetado el derecho de los demás..."

El precio de este agradable paseo es muy económico. Por $1.50 un pasajero puede realizar un viaje completo desde San Juan hasta Mayagüez en uno de los cómodos asientos de pajilla de un coche de ferrocarril de primera clase. Por 95 centavos podrá hacer el mismo recorrido en los asientos de madera un poco menos cómodos de los coches de segunda clase.

El año pasado 378.496 personas se aprovecharon de las ventajas de este medio de transporte, pagando a la compañía $118,629.98 según el señor Angel Rivera Pacheco, encargado de transporte.

Cambios en el servicio

Se introducirán ciertos cambios en la transportación como resultado del traspaso reciente del ferrocarril al Gobierno Insular, dice el señor Rivera.

La propiedad, cuyo valor se calcula en catorce millones de dólares — dice él — fué adquirida por la Autoridad de Transporte por $2,800,000 y las secciones que figuran dentro del área metropolitana se usarán para vías urbanas y otras obras públicas.

El resto de la línea será explotado por la Compañía Ferroviaria de Transporte de Puerto Rico, la cual se compone de los empleados y obreros ferroviarios, y pagará un millón de dólares por ello. El señor Rivera dice que el servicio de trenes entre Hato Rey y Carolina será abolido a partir, de fines de Julio próximo, ya que esta sección comprende parte de la propiedad comprada por el Gobierno.

Los trenes nocturnos entre San Juan y Ponce (parte del servicio de pasajeros, inaugurado hace 43 años) ya han sido suspendidos. El servicio de pasajeros en los trenes diurnos continuará por un periodo de tiempo indefinido, pero es probable que más tarde sea abolido ya que está funcionando con pérdidas sustanciales, según explicó el señor. Rivera.

El servicio de carga continuará como al presente durante 18 meses más. Después de transcurridos estos 18 meses los trenes no entrarán más a San Juan, sino que de Bayamón llegarán hasta Cataño pasando por el Campamento Buchanan.

Español, francés y boricua

En esta forma la vieja servidumbre de paso en San Juan será disponible para vías urbanas, etc., y el ferrocarril tendrá acceso a la bahía de San Juan. Esto constituye el último cambio en la historia del ferrocarril que tuvo su iniciación en el 1888 cuando un ingeniero español, don Ivo Bosch y Puig, obtuvo una franquicia para construir y explotar un ferrocarril de circunvalación en Puerto Rico…

Cuando finalmente fué retirado el capital español, una compañía francesa adquirió las propiedades en el 1906 4, y en el 1920 el capital puertorriqueño reemplazó al francés.

Luis Morales, fotógrafo de EL MUNDO y esta redactora dimos recientemente un viaje de ida y vuelta en tren hasta Isabela.

Había un poco de actividad en la estación del ferrocarril de San Juan cuando subimos al tren un poco después de las 7 de la mañana, Los domingos, según fuimos Informados, este tren número 1 arrastra varios coches de pasajeros, pero el miércoles sólo llevaba un coche de primera y otro de segunda; un vagón de equipajes, un coche para la correspondencia, y dos coches vacíos que estaban sometiéndose a prueba porque tenían nuevas carretillas (se refiere a los boges). La locomotora funciona a base de vapor debido a que durante la zafra las locomotoras eléctricas Diesel se necesitan para los trenes de caña.


Figura 2. El tren en dirección a San Juan.
(Parte del fotomontaje que acompaña al artículo)

Empleados antiguos

En el primer tramo del viaje se adquiere una vista íntima de las barriadas pobres. Esto le hace pensar a uno que será necesario introducir cambios radicales en estas áreas si ha de usarse la servidumbre de paso para la creación de carreteras y avenidas atractivas que conduzcan hasta el interior de la ciudad.

Los coches que al principio se veían casi vacíos, rápidamente fueron llenándose según notamos al salir de la estación de Martin Peña con rumbo a la Isla. El tren lleva una dotación de cinco miembros regulares: conductor, guardatren. maquinista, fogonero y jefe de equipaje. Pero también había otros empleados ferroviarios en el tren.

El inspector Narciso Oliver era uno de ellos. El me dijo que llevaba ya treinta años como empleado del ferrocarril. Entre sus recuerdos de otros tiempos se destacan varias excursiones de estudiantes.

Recuerda él que en una de esas excursiones los estudiantes de la escuela secundaria de Mayagüez decidieron casarlo con la maestra principal de ellos, y celebraron en el tren una ceremonia nupcial fingida.

Figura 3. El maquinista Angel Sánchez lubricando la locomotora.
(Parte del fotomontaje que acompaña al artículo)


Las frutas citrosas

El tren especializa en excursiones, y recientemente condujo a 780 hombres de la Sociedad del Santo Nombre desde Aguadilla hasta Ponce.

Luis R. Acevedo, Inspector de cuentas, me dijo que había empezado a trabajar para la compañía en el 1899. Su nombramiento fué hecho en escritura a mano porque en aquella época no habla maquinillas de escribir en la oficina. Me dijo que había empezado a trabajar a prueba como aprendiz, y había trabajado los primeros dos años sin sueldo.

El recuerda muy bien los días en que la Industria de las citrosas establecida a lo largo de la costa norte era una de las más importantes de Puerto Rico. En ese tiempo, dice él, todas las frutas se transportaban por ferrocarril debido a que no había camiones, y tampoco carretera a través de la bahía.

Los vagones de carga vacíos se dejaban en los desvíos y entonces los fruteros mismos dirigían a sus peones para cargarlos con las frutas. Algunas de las esposas de los fruteros solían ir a caballo hasta la estación de! ferrocarril y una vez allí se quitaban la ropa de campo y se vestían con un traje de calle antes de abordar el tren para San Juan.

Muchos vendedores

El señor Acevedo era el empleado más antiguo a bordo del tren, pero los otros tampoco eran novicios. El señor Antonio Padilla Jr., agente especial a cargo de accidentes, ha trabajado durante 18 años para la compañía, y el señor Juan López, el conductor, 30 años. El señor Rafael Dávlla, guardatrén, ha trabajado 17 años para el ferrocarril. Es un predicador evangélico también y dice que convirtió a su fe religiosa a uno de los inspectores.

Yo te pregunté si podría convertir a mi compañero. Luis Morales, y él dijo: "También hay chance”. Luego agregó sonriéndose: "Para usted también”.

En todas las estaciones principales subían al tren vendedores de maní, queso, pasta de guayaba, pastelillos, etc., y para el momento en que salíamos de Arecibo todas las quijadas de los pasajeros del tren estaban mascando alguna cosa.


Figura4. Pasajeros comiendo en el tren.
(Parte del fotomontaje que acompaña al artículo)

Figura 5. Los pasajeros del tren.
(Parte del fotomontaje que acompaña al artículo)

En Arecibo tuvimos oportunidad de conversar con: Ismael R. Negrón, el empleado del correo, que lleva un revólver al cinto, pero quien dice que nunca Jamás en su vida ha tenido que usarle.

En cada estación él entrega y recibe sacos de correspondencia, y entre un pueblo y otro, él distribuye y ordena las cartas y paquetes para los pueblos subsiguientes en la ruta y los limítrofes, y para las 24 zonas postales de San Juan.


Figura 6. Ismael Negrón en el coche de correo.
(Parte del fotomontaje que acompaña al artículo)

Servicio de correo

Este servicio será abolido a partir del primero de julio en cuanto se refiere a la correspondencia de primera clase. En los trenes continuarán transportándose varias clases de materia postal, pero la correspondencia y los paquetes de primera clase serán transportados por camiones conforme a contratos, según dijo él.

En Isabela, "el pueblo de los quesos de hojas", nos bajamos del tren. Los operarios del tren fueron un poco más allá debido a que ellos transfieren para el viaje de retorno al tren que viene de Ponce (el Núm. 2) en el punto en que ambos trenes se encuentran.

En Isabela ya había mucha gente en espera del tren, y Francisco López Avila, el jefe de estación, estaba sumamente ocupado. Este ha sido empleado del ferrocarril desde el 1918, y ahora vive con seis de sus familiares en los cuartos adyacentes a la oficina de boletos.

Bien pronto toda la gente comenzó a acercarse al borde de la plataforma. Alguien gritó; ¡Viene bajando!, y otras voces se oyeron entonces cuando dijeron: “Bajando... bajando".

El tren, lanzando resoplidos y tocando su campana, hizo una parada y todos comenzamos a subir a bordo del mismo.


Compare este artículo con uno similar redactado en 1907...

Notas


1. (1949, junio 9). Aviso al público: Caso Num. J-9155 Petición de la ARR sobre autorización para suspender el servicio de transporte de pasajeros. El Mundo. A.30, No.13691, p.19.

2. (1907, enero 22). La nueva línea férrea - Asiste el gobernador. [Periódico digitalizado]. Boletín Mercantil de Puerto Rico. A.69. No.18. p.2.

3. (1950, junio 25). Si no tiene prisa y desea gozar un paseo en tren. El Mundo. A.31, No.14060, p.1,9,24.

4. El artículo menciona que la compañía pasó a manos francesas en 1906. Este dato no está correcto ya que la compañía fue organizada con capital francés a finales del siglo 19 y pasó a manos de la American Railroad Company of Porto Rico en 1902.